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sábado, 6 de febrero de 2016

LA DEL PANDERO.

De mi se cuentan  historias  que no reconozco como propias, pero  que no tiene sentido  negar porque andan por allí de boca en boca.

 Así , por  ejemplo, aquella que cuentan que toqué  el culo , como si fuese un redoble de pandero  , a una   subdirectora de un colegio de Fomento . 

Contado así,  lo niego. Todo tiene un sentido y una razón. 

Una vez,  estaba en una  reunión de subdirectores de colegios de Fomento en Madrid.  Terminadas  las sesiones  para la  que fuimos  convocados, nos invitaron a  tomar un aperitivo  antes de  regresar a nuestras  respectivas  ciudades.

 De  modo natural formamos  dos grupos alrededor de las  mesas donde se servían  cervecitas,  espumosos, tapitas: una mesa de hombres , otra de mujeres.

Estaba yo contando vete  tú a  saber qué  historia   cuando  descubro que el cigarrillo que  iba a  aspirar una calada  no tiene brasa. Llevado de mi responsabilidad  , miro detrás de mi, en el  suelo, a ver  dónde está lo que se llama "el capullo "  del cigarrillo. 

No está.

Y observo aterrorizado que el ascua, encendida, está en el trasero  de una  subdirectora entregada a Dios  en celibato apostólico. Es un culo  cubierto de una falda estampada. Un pompis  como la Maestranza.   

Unas nalgas  sombrías de  genio hispánico, equivalente a la imaginación desatada de Botero. Unas  posaderas  de estaño fundido,  cubierta de musgo.

Me debatía ante una enorme duda  moral. ¿Qué hacer?, ¿apago a palmetadas  el inicio de un fuego que podía prender a esa mujer en llamas?, ¿o dejo que  se incendie?.

Ante la caridad y la castidad, decidí por la primera.

Y, sin previo  aviso, ¡pam, pam, pam pam!, le meto tres  manotazos y un bofetón  bien dados, sin dudar, sonoros como aplausos.

La doña, de tertulia con sus amigas, da un respingo. Gritos, sonrojos,! dios mío, le ha tocado  el culo!  . Me mira la señora colorada    como una tortuga .

- Perdona- le dije mostrándole  el cigarrillo  apagado-   es que tenías mi capullo en el culo y te podías haber  quemado.

Fue peor la explicación. 

Y así se  crea  la historia, que si le toqué el culo a  esa, que si  un día pedí en un restaurante  un plato de  Angulas a  la Navarra, que si  a una mujer embarazada le dediqué una canción al hijo que venía al mundo, y fue "El idiota".

Y no es así. Como todo en la vida, algo hay...pero nada de nada con la realidad.


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AQUÍ: ELPATIO

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