Conocí hace tres años al comodoro de un crucero de lujo.
Se jubilaba después de décadas de servicio en la Royal Carebbean.
Me contaba que llevaba a bordo más de 6.000 personas , sin contar la tripulación
- ¡Imagina dar de desayunar, comer, cenar a toda esa gente todos los días!.
Era tal la cantidad de comida que se consumía en el yate como la que se arrojaba al mar. La nave era seguida por decenas de tiburones que salían flacos de Brasil y llegaban cebones como ballenas a los muelles de Miami.
Una parábola de la vida. Todos embarcados en una nave, en un océano infestado de tiburones, que son despachos de abogados, consejos de administración de bancos, multinacionales , la política corrupta: cualquiera que caiga fuera del barco...¡¡¡jaws!!!
Ricos,pobres, currantes, polizones , marineros...
Y todo el viaje está pensado para que nadie se aburra. Pero sí, allí se aburre mucha gente. Porque todos los pasajeros responden tomándose en serio el ocio , como esclavos. Aquí nadie se escapa.
Me contaba el comodoro que en esos viajes la mayoría de los usuarios eran personas de avanzada edad. Por esa razón , había en las bodegas del barco una cámara frigorífica para conservar os cadáveres de personas que se morían durante el pasaje.
- Recuerdo un viaje inaugural de un crucero por el Caribe que cayeron doce, y teníamos que bajar los fiambres de madrugada y con discreción en ataúdes de aluminio. Había que ser muy discreto.
- ¿Y siempre los poníais en las cámaras frigoríficas?
- ¿Qué quieres decir?
- No sé, polizones, gente que cae al mar...
- Bueno, son cosas que pasan, y los tiburones hacen su trabajo.
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