Ayer me llamó una lectora impresionada por la afoto que subí AQUÍ del fundador de los Legionarios.
Le prometí un cuento sobre el difunto...allá viene:
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El difunto estaba tendido y cubierto sobre una sábana en la habitación del fondo.Alrededor de él balbuceaban los cuatro cirios , y se dibujaban en su rostro unas filigranas de sombras de las velas.
Le prometí un cuento sobre el difunto...allá viene:
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El difunto estaba tendido y cubierto sobre una sábana en la habitación del fondo.Alrededor de él balbuceaban los cuatro cirios , y se dibujaban en su rostro unas filigranas de sombras de las velas.
Aquel hombre parecía sonreír a las visitas. Pero un cadáver no sonríe. Está muerto del todo. Un difunto es alguien muy serio.
Sobre la parte superior de la cabecera sólo ha quedado un tablero cuadriculado de abscisas y coordenadas, la firma de la biografía escrita de sus últimos días de enfermedad.
Allí se dibuja una línea quebrada que baja formando ángulos muy obtusos parecido a la enloquecida carrera de un cáncer suicida que se despeña fatalmente, abandona el panel por la parte inferior, y se precipita al vacío.
El muerto aparece vestido con el hábito de un monje, un paño blanco ceñido a la frente con un cinto de cuatro nudos que le da un aspecto de paleto ceñudo y cabreado.
Al enfermero se le olvidó colocarle unos calzoncillos de caña y bajo el hábito sobresalía una especie de manguera. Parecía que en cualquier momento el finado iba a decir: "ha elegido usted Diesel E- plus".
Al enfermero se le olvidó colocarle unos calzoncillos de caña y bajo el hábito sobresalía una especie de manguera. Parecía que en cualquier momento el finado iba a decir: "ha elegido usted Diesel E- plus".
Viéndolo, alguien piensa que con ese trabuco normal sería que cayese en tantas tentaciones de la carne.
Ha sido reconfortado, mientras boqueaba, con los auxilios espirituales de las noticias de sus labores apostólicas . No se le podía dar mejor viático. En el último momento, su director espiritual le ha untado la frente,las manos, el calcañar, entre padrenuestros, señormíosjesucristos, y yopecadores.
Él escucha , pasota total, con una mosca azulada en la nariz que se alisa las alas con las patas.
En los pasillos y en la sala principal, se escucha el ronroneo propio de estos velatorios.
- Pero si hace unos días estaba como una rosa.
- Parece que murió pidiendo perdón por sus pecados...
- ¿Pecados?- susurra un sacerdote: todo calumnias, señal de su santidad, y así las supo llevar.
Alguien avisa que el entierro será mañana a las cuatro.
La habitación huele a perfume de crisantemo.
Lloran sus hijas e hijos desconsolados y jipando jaculatorias.
Lejos de allí un hombre recibe una llamada:
- Ha muerto- le dicen.
Nuestro hombre se dirige camino de una sesión espiritista porque quiere contactar y hablar con el alma o lo que sea del finado.
Pero es sabido que más allá de la muerte clínica hay un plazo de tiempo en que al fiambre le crecen las uñas y el pelo de las patillas, las células de la periferia se agitan en un juego autónomo desconectado de la base del cráneo.
- Todavía no está muerto del todo- le dice la medium después de varias invocaciones al desaparecido.
- ¿Que no...?- balbucea nuestro hombre- pero si me han dicho que...
- Ya...pero hay un tiempo en que su alma está como que sí , como que no...venga dentro de unos días y lo convoco....por cierto, qué quieres decirle, ¿tanto le querías?.
- Sólo decirle, ¡MARCIAL, ERES UN HIJO DE LA GRAN PUTA!
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¡Cómo se parecen todos los muertos entre sí!
ResponderEliminarAsí apreciamos cómo la muerte es la gran uniformante.
¿Pero dirán eso mismo los muertos de nosotros, los vivos?
A juzgar por la intervención del cliente de la espiritista que cierra la entrada de hoy, sí.
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Por un programa de televisión en el que se dedicaban a desmitificar falsas leyendas me enteré hace años de que a los muertos no les crece el pelo ni las uñas, sino que su carne se retrae y su piel se desprende, y entonces pelos y uñas sobresalen más, dando la sensación de crecimiento.
¿Creéis que eso a mí me importó muchísimo? Os equivocaríais.