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martes, 19 de enero de 2016

BILLONES DE PLANETAS

Al final  resulta  que el Universo   son piedros y más  piedros  , incandescentes algunos, otros fríos  y oscuros , planetas vacíos, moles  vastísimas  , lluvias de asteroides . Todos  en órbitas  obsesivas  sin abandonar  jamás  el mismo carril. Total nada.

 Las  distancias  son  sobrecogedoras, y las  profecías  aterradoras. Estamos pendientes  de  profecías  que amenazan nuestro   futuro. 

Pero no, estamos  solos. Nos rodea  un inmenso  cementerio de piedra  pómez,un atrezo  grandísimo  y  desolado. Nada  allá  arriba  produce  la más  mínima  emoción.  

Tal vez se cuenten por millones los mundos habitados y estén debidamente empadronados por  esos astrónomos  que    nos  hablan  como si fuésemos  niños. Y, como aquí, andan  a usties, con sus religiones, sus  pecados, banderas, escudos , 

¿Habrá  redención en otros planetas?. ¿Quién fue el enviado , y en qué forma?: ¿un Jesucristo de  orejas  puntiagudas , ¿ san José  era un reptiliano con ojos  de mosca?...

O quizás  sus Adán y Eva , en forma de E.T. superaron la tentación de  Lucifer  en versión  Cocoon y son inmortales.  

Si existe un número infinito de planetas tan aburrido como éste  , pues  vaya  mierda.

El hombre tiene un  cactus de peyote dentro del cerebro   y toda  esa  carpa que nos cubre nos  hace  sentir  muy pequeños.   De eso nos  viene el gran complejo de inferioridad. Cuando se descubra el truco, se verá  una de  dos  cosas: que el universo no es más que un entramado ,un embrollo de  nada  combinado por el azar. 

O  que   Alguien  está  en  el  centro  de todo este  tinglado: que en Él  nos movemos, existimos, y somos.


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AQUÍ: EN LO SECRETO: ANTROPOLOGÍA DE LAS REUNIONES.

1 comentario:

  1. EL ARTE DE NAVEGAR ENTRE LOS ASTROS.

    Conferencia de Pedro Duque, astronauta español, en la Universidad Politécnica de Madrid.

    Escucho una compleja disertación sobre la técnica empleada por los humanos para navegar por el sistema solar. Una especie de partida de billar, donde las bolas son los astros, el tapete el espacio, las naves espaciales la bola negra y las leyes de la mecánica la explicación al movimiento.
    Salgo al aparcamiento y me encuentro al conferenciante con una rueda pinchada. Le ayudo a cambiarla. Acabamos los dos con las manos llenas de grasa.
    Le pregunto cómo se ve la Tierra desde el espacio.

    Se le iluminan los ojos.

    Y me cuenta el momento más feliz de su vida.
    A trescientos cincuenta kilómetros de altura. Orbitando. Escuchando a Vivaldi.
    Me dice que la Tierra se ve como una burbuja azul que flota en el cosmos. Que el agua domina el conjunto. Que la desembocadura del Nilo es un cuadro impresionista. La costa este americana por la noche , un baile de luciérnagas. El Mediterráneo, verde y azul a la vez. Los Alpes reflejan luz. Arabia una manta amarilla con motas verdes. Amazonia un estallido.

    Y no hay fronteras.…

    Apretamos la última tuerca.
    Pedro se marcha a su casa, feliz con sus recuerdos.

    Yo me quedo mirando hacia arriba.
    Sin tener ni zorra idea.

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