Fue en Tarragona.
Allí , en el colegio Turó , me inicié en la dirección como jefe de la ESO, que en aquel año se estrenaba en España.
Uno de los nuevos profesores andaba un pelín desorientado . Alguien le había dicho que el colegio era del opus, y el hombre se había hecho un sidral importante confundiendo modales con religión, ascética, con amor y socorrismo.
Se le escapaba un taco y decía "¡uy, perdón, perdón!"
Se le escapaba un taco y decía "¡uy, perdón, perdón!"
A final de curso nos comunicaron que tendríamos nuevo director. Y corrió la especie de que venía a cortar cabezas. Nuestro hombre estaba espantado con la idea de verse en la calle, sin empleo, recién casado, esperando una criatura, y su mujer en el paro.
Durante el último mes de curso se volvió piadoso, devoto, creyente místico sunserround. Visitaba al Santísimo , sus genuflexiones eran conmovedoramente pausadas, las inclinaciones de cabeza tocaban la frente el suelo.
Y llegó el primer día de curso. Se presentó el director, y nos comentó que llamaría uno a uno a todos a su despacho para conocernos y charlar.
Nuestro amigo redobló sus ejercicios espirituales. La incertidumbre le reconcomía.
Una mañana , estaba hablando con él en mi despacho y llaman a la puerta:
-Le llama el director, don fulano.
Un barniz de tipex cubrió la cara del pío profesor.
Una hora después entra en mi despacho. Yo estaba reunido con dos profesores más.
Y sin decir nada, sollozando, me abraza con fuerza. Yo,perplejo,le abrazo también con más fuerza y,contagiado por tanta efusión, prorrumpo en lágrimas incontenibles.Seguimos un buen rato abrazados entre pucheros.
Los dos profesores que estaban conmigo, se incorporan al abrazo , nos rodean a los dos y nos dan palmadas de consuelo en los hombros. Uno de ellos, ignoro la razón, me soba la nuca . Los cuatro jipando ,en melé solidaria y lacrimosa, nos estamos allí llorando a moco tendido.
Los dos profesores que estaban conmigo, se incorporan al abrazo , nos rodean a los dos y nos dan palmadas de consuelo en los hombros. Uno de ellos, ignoro la razón, me soba la nuca . Los cuatro jipando ,en melé solidaria y lacrimosa, nos estamos allí llorando a moco tendido.
- No te preocupes- le digo- cuenta conmigo. Te echaré una mano.
- Pero si...si...no me han despedido.
- ¡Cómo!,¿que no te han despedido?
- No.
- ¿Y por qué cojones lloras?.
- De alegría- contesta secándose los ojos con los puños de la camisa...
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AQUÍ: EN LO SECETO: EL PARAGUAS.
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