Conocí un sacerdote que bajando del Puigmal, en el Valle de Nuria , en medio de una terrible tormenta de grandísimo aparato eléctrico , fue atravesaco por un rayo. El estallido sonó como el latigazo de Júpiter tronante
La tempestad desatada era tan furiosa que bajábamos rezando el rosario en medio de una galerna enfurecida.Temíamos por nuestras vidas.
No sé dónde estaba la Virgen a esas horas, pero el hombre cayó fulminado.
Varios bajamos a pedir auxilio al valle.
El rayo entró por la fontanela del cuello y salió por los dedos de los pies sin dañar ningún tejido del cuerpo. Me dijeron que su caso se estudió. Quedó grabada en su cuerpo la trayectoria de entrada y salida del rayo.
Dicen que haber sido traspasado por un rayo y no haber muerto también es una experiencia religiosa. No lo sé. Este del que hablo nunca volvió a ser el mismo.
A veces, durante el sueño, escucho ese estallido , esa descarga desencadenada de repente entre truenos y lluvia , y la vida me parece un disparate y un delirio.
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