Veo una cajera en el Bon Preu, unos supermercados de Cataluña.
Me recuerda la mujer al espasmódico Charlot en Tiempos Modernos ajustando tuercas , una tras otra, hasta quedar subsumido y extraviado entre las ruedas del engranaje.
La cajera sentada ante una cinta sin fin que pasa un producto envasado tras otro ante un lector de Rayos infrarrojos , con un movimiento lateral de la muñeca , pi, pi, pi, y luego que el mecanismo lee el código de barras ,suma las cifras, pi,pi,pi, y dice:
- Son diez euros, cincuenta...¿tarjeta de cliente?
Sin embargo, me aseguran en el sector, prefieren ese ritmo al de estar mano sobre mano escuchando el hilo musical y la voz del promocional de la cadena. Todas las voces, por cierto son la misma: la del gps, la de la seguridad social, la de la policía, la del Corte Inglés, la de su tabaco gracias, la de ha depositado usted diesel E- plus, la de Serunión cuando está en modo espera, ...¿no hay voces de paletos para la gente que viene del pueblo,por ejemplo, y que se sientan como en casa?
-¡Cagüen la putica que precius tenemos en los limones, están de cojón, maño!
De Charlot aquí no nos hemos movido ni un pelo.
Cualquier día aparece la cajera subsumida entre las teclas de la caja, pi, pi,pi, saca la cabeza por la impresora y dice:
- ¿Tarjeta de cliente?
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AQUÍ: EN LO SECRETO: LA CULPA.
El pesimismo no consiste en estar cansado del mal, sino en estar cansado del bien. La desesperación no consiste en estar cansado del sufrimiento, sino en estar cansado de la alegría. Añade a eso que en esta vida hay personas que saben que en este mundo solamente hay una desgracia mayor que desear algo con toda el alma y no tenerlo: desear algo con toda el alma y tenerlo. Y hay personas que no lo saben. La vida - ésa barulla en la herida - es así….La barulla de cada día.
Creo que un poco sí que hemos cambiado. Ahora se tienen pausas regulares de descanso para echarse un pitillo, ir a mear o contestar los mensajes de whatsup.
ResponderEliminarCreo que es mucho peor la sensación de precariedad del profe, del que contabas que se puso a llorar cuando se enteró que no le despedían. No se puede vivir con ese sufrimiento, sin poder hacer planes a largo plazo. Aunque parece que nos vamos a tener que ir acostumbrando.
Ayer estuve en el cine con mis sobrinos viendo La quinta ola. Estábamos un montón de adolescentes, yo y el "català emprenyat". Un jubilado que regularmente gritaba "calleu, collons" porque claro, allí todo el mundo comentaba la película y aplaudía los besos.
Me enteré de que ya nadie está en Facebook, que ahora lo que se lleva es Insta. Joder, qué rápido, pensé, lo de la obsolescencia hay que tomárselo en serio.