Archivo del blog

viernes, 15 de enero de 2016

HACE UN AÑO.

Hoy  hace  un año que dejé de fumar.

Fumé  desde  que tuve  10 años, presumí de ello, hice   bandera de esa  manera de entender  la  vida.

Unos días antes de  abandonar  el tabaco me detuvieron  en  el  avión de  ida a Guatemala  por fumar durante  el trayecto. 

Ese aroma del cigarrillo  me acompañó  mañana, tarde  y noche. Y no había  mejor  perfume que humedecerme  los dedos  y olerlos  muy cerca de la nariz. El que fume  sabe  de  qué  hablo. 

Pero  no fui  derrotado . Quiero decir que no fue  por enfermedad: dejé de fumar  cuando comprendí que era una estupidez  echar  caquitas de colillas tiradas por  aquí y por  allá, jadear por subir tres escalones y, sobre todo, no  poder seguir el paso de una monja  sesentona ascendiendo  a una aldea en Tamahu.

Las encuestas me prometen que dentro de algunos años seré un  anciano sano, de colores  manzaneros   y andares ligeros. 

El humo ha sido un secreto aliado de mis canciones y lecturas.  Miles de entradas  se escribieron al olor del Ducados.  Cientos de películas las he visto a solas  espirando el humo en la oscuridad   de un cine   .  Con el  tabaco he crecido  y también  imaginé   muchas  historias .

Fue  hace  un año   en la Epifanía, cuando se manifiesta una luz nueva a los mortales. 


---------------------
EL SÍNDROME DE SOLOMON.


3 comentarios:

  1. La nicotina es una sustancia muy adictiva.
    Veo a muchos que dejan una adicción no tolerada por la sociedad (tabaco, alcohol) y la cambian por otra adicción tolerada por la sociedad (comer, gimnasio o cualquiera de las muchas posibles). Pienso que debemos ir al fondo de la persona para ver cuál es el problema. Todos tenemos problemas.

    ResponderEliminar
  2. También hace cosa de un año que no interviene el bueno de Egg. Podrá caer más o menos bien, pero era ejemplar en su defensa de los balores

    ResponderEliminar