Archivo del blog

jueves, 19 de noviembre de 2015

EL AVE A PARÍS.

Escucho en la estación de Atocha una despedida de una pareja. Parece que él marcha a  Francia, vía Barcelona , donde trabaja . Lloran abrazados , muy  intenso ese abrazo. Hermoso y bello como todo lo que se hace con amor, y allí hay mucho amor.

Como en la película "Expreso de medianoche", también hay un  tren que pasa  cerca de los muros de  la cárcel que cada uno nos hemos fabricado. Y con el reclamo de su silbido ,  algunos hacen el petate y viajan hacia la libertad, donde se den  oportunidades , lejos de aquí.

Imagino a ese joven en el vagón, ya de noche, llegando a París. Ese tren con las ventanillas iluminadas , un hombre dormido, apoyada la cabeza sobre sus brazos, soñando con ese mismo viaje con ella a su lado, rumbo a la felicidad.

Hay otros trenes que transportan carne humana sin sueños, sin horizontes, que van a cruzar cualquier frontera huyendo del miedo: esos trenes son metáfora del mundo, de   la salvación.

 De ti y de mi.

 

5 comentarios:

  1. Pienso que cada uno tiene la responsabilidad de encontrar el sentido de su vida. Y aquí hay que tener en cuenta lo que decía Aristóteles: que la precisión no podemos encontrarla por igual en todas las disciplinas (aceptar las limitaciones). Nos enfrentamos al mundo de una manera muy mediatizada (por la cultura, las experiencias propias). Es muy fácil buscar un fetiche para aferrarse a él (buscando la aceptación de la mayoría a través del trabajo o el dinero) o tirar la toalla (una buena adicción o una buena depresión, a veces por desgracia inevitable para algunos, yo mismo ha pasado por una bastante chunga y sigo tomando medicamentos lo cual no lo percibo como un problema y me permite comprender mejor a la gente), pero es más difícil pensar de una manera autónoma, alejándonos un poco de lo establecido (mi salvación fue alejarme de lo que la gente quería y esperaba de mí -cosas contradictorias que me volvían loco- y tomar las riendas de mi vida actuando según mi conciencia).
    Nadie nos ha pedido permiso para darnos la vida, pero una vez aquí somos dueños de elegir el tren al que nos subimos y la compañía de viaje.
    Driver, gracias por el link!!

    ResponderEliminar
  2. Tenía 18 años y pillé un tren para ir a una ciudad lejana; a empezar una nueva vida.
    Donde yo vivía si eras hijo de un obrero, no te comías un colín, aunque hubieras estudiado ingeniería aeronáutica.
    Mi madre lloraba en el andén al despedirme; mi padre me miraba pensativo y los cabrones de mis amigos habían ido para asegurarse de mi partida y así poder abalanzarse sobre lo que dejaba en aquella ciudad, siempre que llevara faldas.
    La vida.
    ...
    Treinta y cinco años después de aquel viaje, cuando veo a la gente despedirse en un andén, me da por pensar que su vida va a mejorar.
    Y me dan ganas de contarle mi historia, de compartir mis emociones y de reflejarme en ellos. Pero no.
    Me quedo mirando el besazo que le da la chica de los ojos verdes, el atillo de bocatas que la madre le da al muchacho que parte y la cara de pícaros que tienen los cabrones de sus amigos.
    ...
    Y me dan ganas de gritarle al chico que sube al tren, lo mismo que me dijo mi abuelo.
    Bien, a partir de ahora la vas a poder cagar tú solo. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Que bueno volver a saber de ti!!! Me asome por el barullo algo esperanzada a ver si decías algo y me encontré con la barullo.de nuevo suso!!!! Es más fuerte que tu.ni queriendo puedes estar sin escribir una

    ResponderEliminar