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miércoles, 11 de noviembre de 2015

EL TREN.

Yuri Borev compara la historia de la URSS con un tren en marcha, y me recordó -aunque todas las comparaciones son odiosas- con la vida que llevan otros  seres personas  cuerpos humanos.

"El tren se dirige hacia un futuro luminoso. Lo conduce Lenin. De pronto: stop; se han acabado las vías. Lenin apela a la gente pidiendo que trabaje horas extras los sábados; se colocan más vías y el tren puede continuar su viaje. Después se pone a conducirlo Stalin. Y también se acaban las vías. Stalin manda fusilar a la mitad de los pasajeros y revisores, y obliga a colocar vías nuevas. El tren se pone en marcha. Jruschov sustituye a Stalin, y cuando se acaban las vías ordena desmontar las que el tren ha dejado atrás y colocarlas delante de la locomotora. Jruschov es sustituido por Breznev; cuando vuelven a acabar las vías dispone que se corran las cortinas de las ventanillas y que se balanceen los vagones de tal manera que los pasajeros crean que el tren continúa en marcha..."

Me ha llamado la atención lo de "se han acabado las vías".

¿Y si el paisaje que vemos son cortinas cerradas y el sentimiento de que nos balanceamos al ritmo  de un decorado  absurdo?

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